¡Olallenses, olallenses, olallenses!
Aupado en la colina de los recuerdos, resulta tan fascinante como halagador recobrar las profundidades de vivencias desparramadas entre calles empinadas, esquinas acariciadas por los vientos de Pelarda y, sobre todo, horizontes tortuosos de importantes decisiones para nuestra vida.
¡Olallense!, a poco que abras tus ojos y guardes el silencio que se merece tu vida, nuestra vida, descubrirás y te sentirás orgulloso del rico tejido humano que forma la historia de tu pueblo, el presente de sus gentes y sus proyectos ambiciosos de futuro.
Espero que en estas FIESTAS te sumes complacido al gozoso y acariciador sentimiento que produce el ver los actuales residentes de Olalla cuidando y llenando con su aliento, su carga de ilusión y su trabajo la cuna en que puedes revivir tu infancia y tu juventud. Este bello retorno a la llamada de tu hogar, al recuerdo de tus padres y abuelos es suficiente para que te dispongas a celebrar estas FIESTAS DE SAN LORENZO como un cóctel de cálidos rincones, llameantes hogares invernales y cansinas jornadas estivales en las que los campos olallenses, pletóricos de mieses, recibían y reciben el sonido y la mirada de nuestras majestuosas torres. ¡No te prives de llevar tus sueños y recuerdos hasta los confines que te mereces!.
Estos días de FIESTA son también propicios para celebrar a aquellos que supieron superar fronteras borrosas e indefinidas y tomar la dura decisión de buscarse la vida a centenares de Kms. de lugar en tierras valencianas, catalanas, castellanas y, más cercanas, aragonesas.
Celebremos el que Olalla sea suma de sueños, empeños, alboradas triunfales y también -por qué no decirlo- alguna noche oscura. Pero en esas FIESTAS DE SAN LORENZO estamos todos invitados a la convergencia en los caminos de la amistad, desbordada de comprensión de todos con todos. Abramos todos el corazón para que el gozo de sentirnos olallenses nos invada a nosotros mismos, a nuestras casas, a nuestros amigos y todos podamos recordarlas FELICES FIESTAS DE SAN LORENZO 1992.
Olalla, Agosto 1992
Juan Antonio Bernad